"Los Altibajos del ser humano"

De Victoria a Derrota

a)-I Reyes 19:1-3

Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas.

Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos.

Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.

Al igual que Elias todos nosotros tenemos momentos en que hemos tenido victorias el dia anterior y al siguiente dia te asaltan las dudas, el miendo pensando si lo que hiciste fue lo correcto. aun cuando tu saber que lo has hecho siguiendo la voluntad de Dios ..

Una Escritora Nuestra llamada “ELLen G. White”, en su libro “In Heavenly places” En Lugares Celeste” Escribio lo siguiente”

Cada vez que uno está rodeado de nubes, perplejo por las circunstancias o afectado por la pobreza o la angustia, Satanás está a la mano para tentar y molestar. Ataca nuestros puntos débiles de carácter. Él busca sacudir nuestra confianza en Dios, quien sufre tal condición de cosas para existir. Estamos tentados a desconfiar de Dios, a cuestionar su amor. A menudo, el tentador viene a nosotros cuando vino a Cristo, presentando ante nosotros nuestras debilidades y debilidades. Espera desanimar el alma y romper nuestro control sobre Dios. Entonces él está seguro de su presa. Si lo encontraríamos como lo hizo Jesús, deberíamos escapar de muchas derrotas. Al parlear con el enemigo le damos una ventaja ... Jesús obtuvo la victoria a través de la sumisión y la fe en Dios, y por el apóstol nos dice: “Someteos, pues, a Dios. Resiste al diablo y él huirá de ti ”(Santiago 4: 7). No podemos salvarnos del poder del tentador; él ha conquistado a la humanidad, y cuando intentemos defendernos con nuestras propias fuerzas, seremos presa de sus dispositivos; pero "el nombre del Señor es una torre fuerte: el justo corre hacia ella y está a salvo". Satanás tiembla y huye ante el alma más débil que encuentra refugio en ese poderoso nombre. White, E. G. (1967). En lugares celestiales (p. 256). Review and Herald Publishing Association.

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